AVISO

TODO EL CONTENIDO DE ESTA PÁGINA SE ENCUENTRA PROTEGIDO BAJO EL REGISTRO NACIONAL DE PROPIEDAD INTELECTUAL.

Tesina de grado

Tesina de grado
HAZ CLICK Y MIRA LA PERFORMANCE REALIZADA SOBRE LA TEMÁTICA

Diario de viaje / Libro de artista

Fotografías

jueves, 7 de junio de 2007

Introducción

Desarrollaremos un análisis sobre la obra artística y su contexto tanto en el marco local como en el internacional; la propuesta surge a partir de la muestra realizada en el espacio OSDE, denominada “Cuerpo y Materia”, que aborda la producción artística en la Argentina entre los años 1976 y 1985, período en el cual transcurre la última dictadura militar en el país; si bien el advenimiento de la democracia en 1983 marca históricamente la aparición de un nuevo período, no podemos dejar de lado que la producción cultural de la época no responde a una mera datación sino que más bien la atraviesa y es por ello que es considerado importante para esta muestra el arte argentino de pos-dictadura como elemento sustancial para una lectura que nos aproxime a una clara comprensión de la relación del arte con su contexto.
Para el siguiente análisis hemos elegido una obra escultórica intitulada del escultor Norberto Gómez, quizá por la personal afinidad con la disciplina y con la imagen propuesta por el artista; el análisis de la misma será realizado comparativamente con la elección de una obra del pintor Francis Bacon de la misma época del artista argentino. Si bien formalmente existen elementos que no son posibles comparar ya que se trata de diferentes disciplinas que manejan recursos propios, es posible hacerlo desde una propuesta estética que los acerca sin dejar de comprenderla como un elemento exponencial de diferentes contextos particulares.













Desarrollo

Debido al marco espacio temporal que abordamos es necesario establecer una postura a cerca de ciertas consideraciones que respectan a la elaboración de un juicio y de categorías para llevarlo a cabo acerca del arte. Podemos pensar en el concepto de pos-modernismo, aun hoy en discusión, como la necesidad de explicar lo que traspasa los límites del arte moderno, como concepto que dejó de ser útil a una comprensión de la realidad cultural. Podemos aceptar la utilización del término pos-moderno en cuanto caracteriza una realidad que configura «Elementos que son híbridos más que “puros”, comprometidos más que “claros”, “ambiguos” más que “articulados”, perversos así como “interesantes”».[1] Más no adherimos a las ideas del fin de la historia, y por lo tanto, a la idea de un arte post-histórico, sino que más bien entendemos un arte post-moderno como un arte “apropiador”[2] de la historia de la humanidad y que exige un compromiso con ella, aunque no suela hacerlo desde un punto de vista de estilo sino más bien desde un enfoque individual y subjetivo acerca de la vivencia de un momento histórico determinado así como también de un pasado que puede ser re-significado. El no encasillamiento del arte en estilos o corrientes artísticas fácilmente identificables nos habla no de un arte liberado de de la carga histórica sino de un arte que en relación con un presente ineludiblemente histórico que promueve el individualismo, se realiza a su vez a través de una exacerbación de la subjetividad convirtiéndose en muchos casos en un idiolecto imposible de decodificar.
Luego de fijar posiciones personales, estamos en condiciones de comenzar a adentrarnos en el contexto específico desde el cual surge la obra de Norberto Gómez.
El artista elegido nace en Buenos Aires en 1941, estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Manuel Belgrano” y en un viaje por Europa establece contacto con el el artista Julio Le Parc. En 1966 regresa a Buenos Aires y a partir de este año realiza varias exposiciones donde presenta obras que lo terminan consagrando como uno de los escultores argentinos más significativos. La obra elegida responde al período de la última dictadura militar aunque resulta imposible datarla exactamente dado que no esta fechada.
La realidad política y social de la Argentina durante el período de facto encarna las secuelas irreparables del estrangulamiento de la dignidad humana y resulta sofocante a la hora de abordar la producción cultural de la época y más específicamente la obra de Norberto Gómez.
La obra elegida sin fechar e intitulada responde a un período expresionista y gestual del artista que se encarga de no ser encasillable si tenemos en cuenta el período anterior y posterior al analizado altamente geometrizante y racional.
La obra es gestual ya desde la elección de la técnica y el recurso de resina poliéster directa, es decir la técnica en el manejo de la resina está sustraída de cualquier mediación entre la impronta y lo gestual y la obra acabada: el material es directamente dispuesto en una estructura y policromado en su preparación. La estética de lo degradado orgánico que presenta esta obra hace referencia a restos de un cuerpo desgarrado a merced de lo putrefacto y en profunda e incierta transformación hacia la pronta desaparición. A su vez la ambigüedad de una figuración que no pretende decir sino sugerir no permite al espectador rearmar ninguna asociación concreta reconocible sino más bien que la misma imagen se metamorfosea en lo indecible de un espanto originario posible de ser carne humana como a la vez carne animal; las partes se articulan de manera desarticulada impidiendo la reconstrucción visual de una imagen clara. La carne y lo óseo evidenciado no sólo por la organicidad de sus volúmenes sino también por la precisa policromía sugieren, no en su acepción de sutil, sino en tanto que no establecen un discurso explícito de representación; El shock que genera la escultura es el contraste entre la sugerencia y la crudeza de la imagen incapaz de ser definida. Es el mismo shock emocional el que horroriza al espectador incapaz de tamizarlo a través de la razón; es lo irracional de la situación represiva y de exterminio de la realidad la que hace necesaria la nausea y el vómito frente al terror y la muerte. Es lo indecible del horror lo que Norberto Gómez plantea como un desgarro indescifrable recurriendo a recursos plásticos y escultóricos que obligan al enfrentamiento de su crudeza sin dejar espacio posible para un alejamiento o despegue intelectual del espectador sobre el efecto emocional que la morbosidad y la presencia indiscutible imparten.
Ahora bien, vamos a analizar la obra de Francis Bacon que elegimos para establecer una comparación entre el marco local e internacional.
Francis Bacon nace en 1909 en Dublín pero la mayor parte de su vida transcurre en Londres; tras haber sido expulsado de su ámbito familiar por su condición homosexual, su vida esta marcada por grandes obsesiones y particularidades que lo transforman en un personaje difícil de desentrañar. Tras ser decorador de interiores y luego de ver una muestra de Pablo Picasso en1927 se dedica a la pintura y comienza su carrera artística.
La obra de Bacon elegida es el cuadro central del tríptico inspirado en la Orestíada de Esquilo y responde a los últimos momentos de su vida. La obra esta fechada en el año 1981.
Aquí la disciplina que abordamos es la pintura pero lo que más nos interesa no son los elementos concernientes a la disciplina misma sino más bien a la construcción de la imagen llevada a cabo por Bacon y que encuentra muchos puntos de contacto con la estética de Norberto Gómez, teniendo en cuenta que no son producto del mismo contexto y que por lo tanto sus connotaciones son diferentes y no comparables.
La obra ofrece un foco central de atención propuesta por la figura colocada en el centro de un espacio geométrico, que no deja de hacer referencia a las líneas esenciales del mobiliario de la Bauhaus. La composición centralizada es reforzada por la evidente diferencia en el tratamiento del fondo con colores planos y el que es utilizado para la figura central que se expande sobre sí misma a la vez que se contrae y que posee una forma orgánica expresionista y gestual. Es en este tipo de figuración que Bacon defiende donde se encuentra con la imagen de Gómez; la presencia de la carne, la desarticulación de la forma, la mutilación de miembros que permitan reconstruir una figura con reminiscencia humana y la utilización de un cromatismo particular que refiere a lo visceral, a la carne misma. La configuración de Bacon esta estrechamente ligada a la concepción existencialista de una constante realización de la existencia mediante la acción, siendo el hombre mismo el que decide que es lo que es; por ello el dinamismo de su figura que sólo se realiza dentro de sí misma y a la vez la desesperada y angustiante condena de estar obligados a ser libres, al mismo tiempo que somos responsables no sólo de una elección impartida hacia nosotros sino que nuestra elección también configura a la humanidad. Semejante despojo de la excusa de un dios que elije por nosotros se muestra en la austeridad de los espacios que construye; los espacios son la ausencia referencial donde el hombre no puede ya aferrarse sino a sí mismo de manera brutal.





Conclusión

La post-modernidad como la imposibilidad de discernimiento y encasillamiento estilístico de la producción artística más no como una concepción post-histórica sino profundamente ligada a los sucesos históricos vivenciados subjetivamente, nos permite comparar dos codificaciones del horror que surgen en contextos disímiles pero que encuentran una similar expresión subjetiva.
Norberto Gómez aborda el horror de una coyuntura que saltea los límites de la razón y descarna en una presencia sentenciosa la memoria sobre la situación represiva y exterminadora ejecutada por el terrorismo de estado en la Argentina en su último y escalofriante golpe de estado en 1976, que no sólo dejo secuelas morales y psíquicas a dicha sociedad sino que abrió heridas irreparables con la desaparición de personas. En esta época de la Argentina la sangre, la animalidad, la carne podrida esta a la hora del día.
Europa también vio el horror, habiendo atravesado las dos guerras mundiales de magnitudes indecibles respecto del exterminio de personas que también impartieron graves secuelas en la sociedad; las guerras mundiales promovieron también un arte de la incomunicabilidad, como lo fue el informalismo; Bacon, tras la tendencia abstracta predominante en su época, defiende la figuración a través de un tamiz muy particular en el que se entrevera la filosofía existencialista, la dialéctica modernidad-modernización con su desencantamiento del mundo, configurando un horror desgarrado, que al momento de la realización de la obra analizada, es ya convertido en universal como humanismo existencialista. En cambio, Norberto Gómez es resultado de una desesperación inmediata que ni siquiera encuentra espacio para ser pensada, es más bien una vivencia hecha materia.

Ficha técnica de obras analizadas

Escultura
Autor: Norberto Gómez
Sin título, sin datación.
Dimensión: 85 x 83 x 74 cm.
Técnica: modelado directo
Material: resina poliéster reforzada y policromada.

Pintura
Autor: Francis Bacon
Título: La Orestíada de Esquilo –cuadro central-
Fecha: 1981
Dimensión: 45,5 x 98 cm
Técnica: acrílico
Material: tinta de impresión sobre papel Arches.

Bibliografía

Danto, Arthur, Después del Find del Arte, El arte contemporáneo y el linde de la historia, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1999.
Max Horkheimer y Theodor W.Adorno, Dialéctica de la Ilustración, Fragmentos filosóficos,, Editorial Trotta, Madrid, 1997.
Giulio Carlo Argan, Materia, técnica e historia del informalismo, apunte de cátedra Magaz, H. de las Artes Visuales VII, IUNA.
Jean-Paul Sastre, El Existencialismo es un humanismo, Editorial Sur, Buenos Aires, 1980.
Norberto Gómez, Veinte años, apunte de cátedra Magaz, H. de las Artes Visuales VII, IUNA.
Catálogo de la muestra, Norberto Gómez: Relieves y Dibujos, publicado por Galería Azcue, Buenos Aires, 2006.
Catálogo de la muestra, Cuerpo y Materia: Arte argentino entre 1976 y 1985, publicado por Fundación OSDE, Buenos Aires, 2006.
Francis Bacon: Litografías, Der Brüke Ediciones, Buenos Aires, 1989
[1] Danto, Arthur, Después del Fin del Arte, El arte contemporáneo y el linde de la historia, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1999. pp. 34.
[2] Danto, Arthur, Después del Fin del Arte, El arte contemporáneo y el linde de la historia, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1999. pp. 37.

No hay comentarios: